sábado, 3 de mayo de 2008

El Cerro del Águila


En la zona más elevada de Sevilla, hacia los año treinta, comenzó a tener entidad de barrio el popular Cerro del Águila, edificado sobre terrenos del célebre cortijo del Maestrescuela. Alegre y asequible, cuenta con un preciado mercado de abastos, con una muy conocida Hermandad del Rocío, y con una iglesia, la Parroquia de Ntra. Sra. de los Dolores, cuyas imágenes realizan la estación de penitencia más larga de todas las que salen en procesión durante la Semana Santa.

El Cerro del Águila o Cerro de las Águilas, como se llamó en los comienzos de su poblamiento, debe su nombre a la abundancia de estas aves que en otro tiempo había en este relieve geográfico. Situado sobre una ciudad tan notoriamente llana que llegó incluso a atraer por aquellos años a emisoras de radio.

Terrenos a cinco pesetas:


Contemporánea de otras barriadas humildes que surgían de chabolas, su nacimiento es muy diferente: la Inmobiliaria Nervión, propietaria del terreno, tras el éxito que obtuvo con la venta de otras zonas residenciales de prestigio, se animó a ofertar a las clases menos pudientes el poder disfrutar de una vivienda propia.

Para ellos, encargaron al célebre arquitecto Juan Talavera -que tiene calle en el barrio- el trazado parcelario del mismo, que se realizó en el año 1922, vendiéndose a 5 pesetas el metro cuadrado.

Así nacieron las conocidas viviendas "autoconstruidas", pues según parece, gran parte de los compradores fueron albañiles, con capacidad de edificar. Pero el barrio pagó la novatada y a los comienzos de los años treinta llegó en un estado lamentable: el Cerro del Águila como su vecina Ciudad Jardín se convirtieron en potenciales focos de infección al no existir servicio de recogida de basuras y aparecer éstas por las calles. Afortunadamente, la situación tuvo arreglo, y a primeros de 1937 se inauguró el mercado del Cerro del Águila. Allí se trasladan las Oficinas de la Guardia Municipal de Amate, una vez erradicado el chabolismo de este barrio.

También por estos días se bendicen los terrenos donde irá construida HYTASA, fábrica de tejidos de treinta y dos mil metros cuadrados que contribuirá a la expansión del barrio, que se convierte así en uno de los más poblados de Sevilla. Este es el momento en que cientos de vecinos adquieren sus parcelas en el Cerro del Águila y continúan la tónica de levantar sus propias viviendas, dotando además al barrio de carácter y personalidad propias.

El Polvorín de Santa Bárbara:

Pero la desgracia se ensaña con sus esfuerzos y la mañana del 13 de marzo de 1941, de infausto recuerdo, estalla el polvorín de Santa Bárbara, ubicado en el Cerro, destrozando las diez manzanas que lo rodeaban y causando daños a muchas más. La calle José Arpa, donde estaba el polvorín, quedó destruida, al igual que las calles Huesca, Galicia, Lisboa, Afán de Ribera y parte de Héroes de Toledo.

Cuál sería la envergadura de la explosión que la onda expansiva rompió cristales en la plaza de España. Hay que puntualizar que el polvorín no era militar, sino de la Sociedad Española de Explosivos.

El matadero, ya deslindado de sus primitivas funciones, sirvió para alojar a muchos damnificados que habían visto desaparecer más de la mitad de su barrio. no obstante, la reconstrucción no se hizo esperar y, salvo cien viviendas irrecuperables, en un mes ya estaban habitables 200 de las 300 afectadas.

Otro hecho que vino a alterar la vida del barrio ocurrió el día 24 de febrero de 1947, pues con motivo de una de las mayores riadas del siglo se habilitaron en la ciudad numerosos refugios, entre ellos los del Matadero y el del Cerro del Águila.

El primero de ellos, es un edificio de estilo neomudéjar construido con motivo de la Exposición Iberoamericana; aunque situado a las puertas del Cerro, se le considera propio y emblemático.

Las huellas del tranvía:

Tan propio como lo fue el tranvía, que por aquellos de ser la barriada una zona lejana, mantuvo hasta final de los años 50 -desaparecieron en 1960-, siendo de los pocos barrios que pro aquellos tiempos todavía utilizaban este transporte.

En 1972 desapareció el refugio del Matadero. Pero en nuestros días sigue teniendo un uso público: se trata de zonas escolares a las que sólo separan del barrio la ronda del Tamarguillo y su bulevar lateral.

Esta ronda, segundo cinturón de la ciudad, comunica al Cerro del Águila con la zona universitaria de Reina Mercedes, el Hospital Universitario "Virgen del Rocío", el complejo de la Antigua Casa Cuna, las zonas deportivas de HYTASA o el Palacio Municipal de Deportes, entre otras opciones, y supone una futura expansión urbanística en su recorrido.

Fuente: ABC.

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